El Comando Central del Ejército de Liberación Nacional de Colombia, ELN, se mostró de acuerdo con que el presidente Gustavo Petro llame a la paz total, entre cuyos aspectos debieran considerarse las relaciones exteriores pacíficas y de colaboración; una política económica basada en la justicia social y ecológica; y la implementación de prácticas de diálogo y pactos para resolver la conflictividad.
La insurgencia rojinegra indicó que los planteamientos anteriores irán desarrolándose a lo largo de los cuatro años de gobierno, y que no es posible pensar en soluciones inmediatas, toda vez que el país trae graves problemas de arrastre que son muy complicados.
El ELN expresó que, al igual que legó el Libertador Simón Bolívar, la independencia de Colombia es la base para avanzar en el propósito de que Latinoamérica y el Caribe se conviertan en un territorio de paz. Es decir, manifestó la guerrilla, resulta imprescindible que el país abandone radicalmente los intereses de Washington, su guerra infinita, sus bases militares instaladas en territorio nacional, su ineficiente política contra el narcotráfico, sus asesores militares estadounidenses dirigiendo operaciones en suelo colombiano.
La insurgencia de Camilo Torres indicó que el electorado que permitió el triunfo de Petro reclama de todos los modos conocidos que termine ya la masacre de liderazgos sociales, activistas de Derechos Humanos y ecologistas, y ex miembros de las Farc. La paz total sólo es posible si acaba el genocidio contra quienes disienten de una formación económica, social y política excluyente, productora de desigualdad, destructora ambiental. La cultura de la paz se funda sobre la extinción de la violencia en la política y la reconciliación.
El ELN enfatizó que la paz total será resultado de que la minoría opresora se haga cargo de sus responsabilidades históricas en la tragedia del país y dé cuenta de una verdadera convicción de servicio público. Si no, el gobierno carecerá de una contraparte con el fin de alcanzar la paz.