El Comando Central del Ejército de Liberación Nacional de Colombia, ELN, manifestó que durante la masiva toma de gobierno del Presidente Gustavo Petro existió un ambiente de esperanza y cambio respecto de una política económica destructora, tanto del medioambiente, como de comunidades humanas, multitud que también reclamó mediante carteles que no les fallen en esos compromisos.
La insurgencia rojinegra destacó el discurso ofrecido por Petro el Día Internacional de los Pueblos Indígenas, donde el primer mandatario enfatizó que las comunidades originarias no pueden abandonar la restistencia ante un extractivismo de muerte, escoltado por medio millón de miembros de las Fuerzas Armadas, y otros miles de paramilitares.
Para la guerrilla camilista, modificar sustancialmente el régimen de expoliación agropecuario exportador es una de las más relevantes tareas para el nuevo Gobierno, el cual debe apoyarse estratégicamente en los movimientos sociales y populares que se expresaron en la Revuelta y que, al transformar las relaciones de fuerza en el país, también, permitieron su arribo a la Casa de Nariño.
El ELN explicó que, mientras más profundas y consistentes sean las transformaciones contra el orden ecocida, la élite junto a Washington se opondrán con mayor fuerza a los cambios progresivos. De hecho, una de las autoridades de la opresión dijo la semana pasada que el Pentágono suele prevenirse del éxito de los gobiernos que atentan contra sus intereses, mediante sabotajes, por ejemplo, a los Acuerdos de Paz con las Farc, a través de la fumigación de cultivos con el criminal glifosato y el castigo incesante sobre el campesinado, con el propósito de desbaratar los pactos de sustitución voluntaria de siembras de empleo ilícito.
La organización rebelde político y militar resumió los primeros días de la nueva administración del Estado, resaltando el proyecto de ley de reforma tributaria contra la desigualdad, las modificaciones efectuadas en fracciones del alto mando de las Fuerzas Armadas, y los pasos concretos hacia la reanudación de la mesa de negociaciones con el ELN, reconociendo los enormes costos que ha significado para La Habana sostener su condición y compromiso de país garante del proceso de paz colombiano. Ello ha sido uno de los argumentos que Estados Unidos ha ocupado para intensificar las hostilidades y sanciones con Cuba.