Al sur de la región de Puno se encuentra la ciudad aymara de Juli, epicentro de la movilización popular del pasado sábado 4 de marzo contra la dictadura de Boluarte, y que fue respondida con la brutal represión de tropas del ejército.
Entre muchas causas, los originarios se manifestaron frente a los duros castigos policiales y militares que ha sufrido la delegación de Juni que está en la capital peruana y por los crímenes del régimen, sobre todo, aquellos cometidos en Juliaca, Ilave y Carabaya.
Los soldados comenzaron a disparar durante media hora sobre la población en lucha mientras descendía del centro de la localidad hacia el lago Titicaca.
Los manifestantes consideraron la presencia y ataque militar como una ofensa a su dignidad indígena, más aún cuando jamás han requerido de la presencia del ejército en su territorio.
De hecho, varios militares fueron retenidos durante casi una hora en la plaza central de Juli, donde incluso se ofreció un debate en el cual los soldados afirmaron que ellos mismos están en desacuerdo con la ocupación militar de Puno y que sus superiores los obligan a reprimir, además de gozar de prebendas de las que la tropa carece.
La comunidad aymara, frente a la represión armada resolvió que los uniformados tienen que dasalojar la zona, toda vez que representan a la dictadura contra la que luchan.
La represión dejó cinco personas heridas con diversa gravedad.