Por Andrés Figueroa Cornejo
El exmilitar Francisco Narváez Pérez fue aprehendido el jueves 13 de julio, en Querétaro, al centro de México, por su relación con la brutal desaparición de los 43 estudiantes de la Escuela Normal de Ayotzinapa, ejecutada el 26 de septiembre de 2014, cuando asesinos del Estado se dieron cita fascista en Iguala para desaparecer muchachos.
Narváez Pérez se retiró del Ejército un año después de los crímenes contra los estudiantes, debido a lo cual y a diferencia de otros militares detenidos que permanecen activos y encerrados en penales castrenses, el soldado en retiro fue internado en un Centro Federal de Readaptación Social.
Por su parte, Clemente Rodríguez Moreno, padre de una de las víctimas, el desaparecido joven Christian Alfonso Rodríguez Telumbre, recordó que,“Cuando nosotros iniciamos la lucha el 2014, los padres siempre señalamos como responsables al ejército mexicano, a las corporaciones policiacas. Luego le dijimos al Gobierno actual que investigue al 27 Batallón de Infantería de Iguala. Y que los teléfonos celulares de los normalistas siempre estuvieron activos. Incluso tres meses después de los hechos, mientras Murillo Karam iba por las televisoras asegurando que los habían quemado y asesinado con todo y sus pertenencias, nos llegó un mensaje del Campo Militar Número 1 de Ciudad de México. Ese mensaje está probado científicamente. Y gracias a la investigación del Grupo Interdisciplinario de Expertas y Expertos Independientes (GIEI), se derrumbó la opinión de Murillo Karam”.
-¿Cómo se derrumbó?
“Los teléfonos celulares sí se mantuvieron activos, y el ejército mexicano, la policía federal, la policía ministerial y los cuarteles de Iguala, Guerrero, sí participaron de las desapariciones.”
-¿Cómo era Christian?
“Christian, como sus compañeros, tenía el propósito de ser maestro y agrónomo, porque le gustaban mucho las plantas y los animales. Él tenía como objetivo ser alguien en la vida, ser un profesionista. Mi esposa y yo nunca tuvimos la oportunidad de tener un estudio. Christian decía que si no obtenía una plaza de maestro, pues se dedicaría a hacer una escuela de danza, de zapateado. Todas esas habilidades en los pies se las inculcó a sus hermanas. Nuestros hijos no eran vándalos ni delincuentes, como dicen algunos.”
Hasta el momento sólo se han identificado restos de tres de los 43 desaparecidos.